Hubo un tiempo en que la juventud de la colonia รscar A. Flores corrรญa entre grietas y polvo. La cancha, sin sombra ni luz, era solo un rectรกngulo gris que resistรญa al olvido. No habรญa grama, ni seguridad, ni respeto. Solo una pregunta flotando en el aire: ยฟhasta cuรกndo?
Ese โhasta cuรกndoโ se convirtiรณ en โahoraโ gracias a la voluntad polรญtica de una mujer valiente y visionaria: la presidenta Xiomara Castro de Zelaya. Y gracias a la energรญa imparable de un lรญder que no se sienta a administrar, sino que camina, escucha y actรบa: el comisionado Mario Moncada.

Hoy, el terreno de cemento se ha transformado en una cancha vibrante, techada, iluminada, con grama sintรฉtica. No es solo un espacio deportivo: es un acto de justicia para quienes siempre esperaron algo mรกs que promesas.